ESCULTURA: LA MUERTE DE CLEOPATRA - EDMONIA LEWIS
LA MUERTE DE CLEOPATRA
Título original: Death of Cleopatra
1876
Edmonia Lewis (EE.UU., 1844 – Inglaterra, 1907)
Estilo: Neoclasicismo
Género: Escultura de Historia
Medios: Mármol
Medidas: 160 x 79,4 x 116,8 cm.
Clasificación: Escultura
Ubicación: Museo Smithsoniano de Arte Americano, Washington D.C., EE.UU.
Cleopatra (69-30 a.C.), la legendaria reina de Egipto del 51 al 30 a.C., a menudo es conocida por su dramático suicidio, supuestamente por la mordedura fatal de una serpiente venenosa, una áspid. Aquí, Edmonia Lewis retrató a Cleopatra en el momento posterior a su muerte, vistiendo su atuendo real, en majestuoso reposo en un trono. Las cabezas de esfinge idénticas que flanquean el trono representan a los mellizos que tuvo con el general romano Marco Antonio, mientras que los jeroglíficos laterales no tienen ningún significado concreto, o al menos no se conoce. Lewis estaba trabajando en un momento en que el Neoclasicismo era un estilo artístico popular que favorecía los temas clásicos, bíblicos o literarios; por lo tanto, Cleopatra era un tema común. A diferencia de sus contemporáneos, que a menudo representaban a una Cleopatra idealizada que simplemente contemplaba la idea del suicidio, Lewis mostró la muerte de la reina de manera más realista, después de que el veneno del áspid se hubiera apoderado de su cuerpo. El hecho de mostrar en una escultura la imagen o idea del cadáver de Cleopatra fue considerado "horrible" y “absolutamente repelente” en su día. A pesar de esto, la pieza se exhibió por primera vez con gran éxito en la Exposición del Centenario en Filadelfia en 1876 y los críticos elogiaron que era la escultura estadounidense más impresionante de la exhibición. No mucho después de su debut, sin embargo, la escultura se dio por perdida durante casi un siglo, (quizás un intento más de la historia de silenciar e invisibilizar a una mujer y afroamericana).
La obra, parece ser que estuvo en distintos lugares: apareció en un salón de Chicago, marcó la tumba de un caballo en una pista de carreras suburbana y finalmente reapareció en un depósito de chatarra en la década de 1980, hasta quedar en buen recaudo y en un lugar merecido, el Museo Smithsoniano de Arte Americano.
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