MUJERES EN EL ARTE: ARTEMISIA GENTILESCHI
ARTEMISIA GENTILESCHI
Nacimiento: 8 de julio de 1593; Roma, Italia
Fallecimiento: 1656; Nápoles, Italia
Años de actividad: 1610-1656
Nacionalidad: Italiana
Movimiento: Barroco
Escuela / grupo: Escuela Florentina, Caravaggismo
Campo: pintura
Influenciado por: Caravaggio
Maestros: Orazio Gentileschi
Institución de arte: Accademia delle Arti del Disegno, Florencia, Italia
Familia y parientes: Orazio Gentileschi
Artemisia Gentileschi, hija de Orazio Gentileschi, fue una pintora barroca conocida por obras como “Madonna y el niño, “Susana y los ancianos” y “Judith decapitando a Holofernes”. La historia apasionante de esta pintora es la siguiente:
Artemisia Lomi Gentileschi nació en Roma el 8 de julio de 1593 y murió en Nápoles, hacia el 1656, a los 55 años. También se le considera una pintora barroca italiana, que posiblemente heredó su habilidad como pintora de su padre también pintor y toscano, Orazio Gentileschi (1563-1639), en la primera mitad del siglo XVII. Igualmente, de su padre, Orazio, ella heredó el rigor del dibujo, y lo enriqueció con una gran acentuación dramática, evidenciada a partir de las obras de Caravaggio, pero cargada de efectos teatrales, y este elemento estilístico aumentó la difusión del caravaggismo en Nápoles, ciudad donde vivía en 1630.
De muy niña, Artemisia fue introducida en la pintura por su padre, quien la incorpora en su taller. Ella demostró ser más talentosa que sus hermanos, que trabajaron junto a ella. Aprendió el dibujo, el empastado de los colores y sobre todo a dar brillantez a los cuadros. Así el estilo de su padre, en aquellos tiempos, era explícitamente el arte de Caravaggio, por estar emparentado con el pintor.
Lógicamente, los primeros pasos artísticos de Artemisia se situaron en las corrientes y técnicas de la época enfocadas en las de Lombardo, pero con aproximación diferente a la de su padre. Susana y los viejos se considera su primera obra, en el cuadro se evidencia la asimilación por parte de Artemisia del realismo de Caravaggio, con tendencia al lenguaje de la escuela de Bolonia. Igualmente, un hecho resaltante de su biografía y formación fue que, se vio afectada por la exclusividad del género masculino en el acceso a la entrada en las academias profesionales de Bellas Artes, por lo que, su padre le facilitó educación privada con el preceptor Agostino Tassi, quien trabajaba con él, en la decoración de las bóvedas de Casino de la Rose dentro del Palacio Pallavicini Rospigliosi en Roma.
La violencia de género marcó una de sus obras, ya que fue violada por Tassi y luego torturada por el tribunal papal, para confirmar su verdad. Por lo tanto, se cree que en la pintura titulada Judith decapitando a Holofernes realizada entre 1612 y 1613, se evidencia de manera impresionante la violencia de la escena que representa, interpretada en clave psicológica y psicoanalítica, como su deseo de venganza respecto a lo que ella sufrió en ese episodio de su vida con este perceptor. Otro evento que también determinó su vida y carrera, fue que luego del juicio, su padre le arregló un matrimonio con el pintor Florentino, Pierantonio Stiattessi un modesto artista, lo que permitió que pudiera recuperar la honorabilidad luego de la violación, engaño y denigramiento de Tassi. Por lo que se considera también de estos comienzos romanos la obra Virgen con niño.
Artemisia Lomi Gentileschi también fue con éxito una pintora de corte. Siendo en 1614 la primera mujer en ingresar en la Academia del Disegno (Academia del Dibujo) de Florencia. Le fue encargada por Buonarroti, sobrino de Miguel Ángel, la tela que decoró el techo de la galería de pinturas de la casa Buonarroti. Esta pintura representa la forma de una joven mujer desnuda que sostiene una brújula, considerada que fue tomada de su propia figura femenina. En efecto, las telas pintadas por Artemisia, resaltaban los rasgos faciales de hermosas y enérgicas heroínas que se cree fueron delineados de su propio rostro, el cual también aparece en sus retratos o autorretratos. Este hecho contribuyó a su fama y éxito, debido a que quienes a menudo encargaban sus cuadros deseaban tener una imagen que le recordase visualmente a la autora, ya que su figura causaba fascinación, lo que alimentó a lo largo de toda su existencia, rumores, muchas veces malintencionados, sobre su vida personal.
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